domingo, 29 de enero de 2012

Retomemos nuevamente la economía, ¿qué podemos decir de la ética empresarial?

Aproximadamente desde el año 2.007 vivimos una situación de crisis comparable a la gran depresión de 1.929, cuyas consecuencias y final aún no somos capaces de intuir. Se han escrito millares de páginas de esta crisis, su descripción, sus soluciones, etc. Por ello no seremos nosotros los que ahondemos en este tema, grandes gurús de la economía aún hoy no se ponen de acuerdo en la materia, con lo que poco podemos aportar nosotros desde la pequeñez de nuestras microempresas a la discusión. Pero, si nos va a servir como hilo conductor de ésta entrada: la gestión de la empresa desde la ética y la responsabilidad social de nuestro papel de empresarios.
A ésta crisis se le han puesto muchos apellidos, financiera, económica. No se trata de que los entendidos no se pongan de acuerdo en su calificativo, se trata de una CRISIS con mayúsculas que ha pasado por todas las fases imaginables, y por tanto ha recibido diversos nombres.
La primera de las crísis, y el motivo por el que sacamos este debate aquí, fué ética. Se fue gestando durante muchos años. Durante mucho tiempo hubo gestores que no fueron honrados en su negocio, pensemos algunos ejemplos: MADOFF, AFINSA, FORUM Filatélico; empresas que durante años, y como diría algún conocido gurú, estuvieron creando y repartiendo "porquería" por el mundo. Esto nunca hubiera pasado si las instituciones que tenían la obligación de controlar a esas empresas hubieran sido diligentes a la hora de controlarlas, gobiernos, órganos de control, agencias de calificación, etc; pero esa es otra materia, vamos a analizar estos casos desde la ética y responsabilidad del empresario o gestor de esas empresas.
La codicia y avaricia de unos pocos, y resalto lo de unos pocos, hizo que la burbuja que se habia ido gestando con el tiempo explotará sin solución; lo que de golpe y plumazo hizo desaparecer los ahorros de muchos particulares, empresas e instituciones, y que produjo una crisis financiera sin precedentes.
A muchos de nosotros se nos hace dificil imaginar como se ha podido producir algo parecido.
Pero tratar de captar la esencia del problema, traigamos a la discusión un ejemplo mucho más pequeño aunque, quizás, más cercano a nosotros.
Durante muchos años, y aún subsite algún ejemplo, hubo en nuestra economía minúsculas cooperativas agrícolas o de ahorro, muchas de ellas en nucleos agrícolas de nuestra geografía que nos ofertaban jugosos tipos de interes por nuestros ahorros, ocho o diez por ciento; eran pequeñas instituciones de las que eramos propietarios, en las que conocíamos personalmente a los gestores con quienes tomabamos potes a la mañana, o cenabamos tranquilamente. ¡Como alguien a quien nosotros conocíamos así iba a engañarnos!.
En ocasiones todo empieza sin un efectivo ánimo fraudulento, un año las inversiones o gestiones que hicieron algunas, pocas, de esas cooperativas no resulto tan rentable, pero como habíamos generado algunos ahorrillos de los años buenos, nos podíamos permitir mantener esos rendimientos sin gran menoscabo para la economía de la cooperativa, simplemente se reducían las reservas, en fin un pequeño bache, la economía a largo plazo crece y nosotros creceremos con ella. Pero una vez que empiezas ya no puedes acabar, y llega un segundo año malo, y el problema se agrava; hasta que ya no tiene solución, ya no hay reservas, no hay beneficio, pero ya el gestor ese tan amigo nuestro no es capaz de darnos la cara y reconocer su error; quizás por orgullo, quizás por miedo a nuestra reacción. Lo cierto es que como los intereses al final solo son apuntes en una cartilla, es "fácil" que el problema no se vea, se van dando intereses, y al fin y al cabo si alguien viene a pedirnos su dinero se le puede dar; como es mucha la gente que tiene aquí depositado su dinero, no vamos a tener tan mala suerte de que todos vengan a la vez a pedirnos su dinero, y no haya en caja dinero suficiente para todos.
Pero un día ocurre, vienen mas ahorradores que dinero tenemos en caja, porque lo precisan para su hijo, para unas obras en casa, para... mil y una cosas, y no podemos pagar a todos. El pánico corre como la polvora, y todos los ahorradores acuden a retirar sus ahorros, se ha perdido la confianza que teníamos depositada, no en la entidad, sino en ese amigo con el que compartíamos mesa y noches de charleta.
Seguro que a muchos de nosotros nos suena esta historia, bien porque la hayamos sufrido personalmente, un amigo o familiar o porque haya ocurrido en el pueblo de al lado. No ha habido muchos casos, pero si alguno. Estas historias se esparcen muchísimo.
Bien, pues esto mismo, solo que a a una escala que ni siquiera podemos imaginar es lo que ha ocurrido con el caso Madoff. En concreto han desaparecido del orden de 50.000.000.000,00 $, en euros contantes y sonantes unos 34.722.222.222,22 €, y si no nos hacemos idea porque suena a un montón de dinero, imaginemos la cifra en pesetas: 5,657.124.000.000. La verdad es que ni me imagino esa cifra, no soy capaz de imaginar todos esos números escritos en una libreta. Lo cierto es que la falta de ética del señor Bernard MAdoff, asegura que el solo ha sido el artífice de tamaña estafa: una sola persona ha sido capaz de hacer desaparecer esa descomunal cifra de dinero, dinero que no era suyo, sino de miles de ahorradores anónimos que le conocían, personalmente o a través de referencias y que habían confiado en su capacidad de gestión, todo un señor expresidente del NASDAQ, que más referencia necesitamos de honorabilidad y profesionalidad.
Este es un claro caso de falta de ética empresarial, personal y de todo tipo. Pero algún lector avispado, me podría decir, que si bien es cierto que el daño producido por esta estafa es cuantioso, en ningún caso puede tirar abajo la economía mundial. Y tiene razón, pese a ser cuantioso, por si solo no basta el Sr. Bernard Madoff con toda su falta de ética para destrozar nuestra economía, solo es un caso aislado.
Analicemos otro supuesto más complicado desde el punto de vista ético, ya que en el analizado hasta ahora nadie en su sano juicio podría decirnos que no hay una absoluta falta de ética, vayamos a otro menos obvio: el caso de las hipotecas subprime.
Resumiendo mucho el tema, hubo una serie de banqueros que querían hacer más negocio y ganar mas dinero, y para eso se les ocurrió prestarle dinero a personas que en ningún caso podían devolver el dinero. Los avispados banqueros confiaban que dado que el mercado inmobiliario estaba en una fase ascendente que parecía no tener fín, cuando el prestatario no pudiera hacer frente a la deuda, y dado que en el mercado inmobiliario todo se vendía por un precio superior al de adquisición, éste vendería el inmueble devolviendo el importe del prestamo sin mayores daños que unos ligeros intereses de demora que también engordarían la cuenta de resultados.
Si nos fijamos bien en el supuesto observamos que a estos banqueros les ocurrió como a nuestro amigo que gestionaba la cooperativa agraría, no vió el conjunto del problema, ¿que ocurriría si todos los prestatarios eran incapaces de devolver esos préstamos y cientos de inmuebles salían a la venta? Lo que ocurre desde el inicio de los tiempos, y que ya el gran economista Adam Smith explico al explicar el funcionamiento del mercado y su mano invisible. Ante un exceso de oferta, los precios caen irremediablemente. En consecuencia los préstamos no se pueden devolver y la entidad financiera que se invento ese producto quiebra. Pero el banquero que era consciente del riesgo que corría, hábilmente vendió esas hipotecas (distribuyó porquería por el mundo), y no fue únicamente su empresa la afectada, sino muchas otras a lo largo y ancho del planeta.
Si analizamos la conducta de este banquero creo que pocos serán capaces de decirnos que no actuó con una clara y manifiesta falta de ética,creo que a estas alturas, eso es indiscutible.
Bien hasta ahora hemos visto como la falta de ética produce, por la perdida de confianza en los operadores financieros del mercado, una crisis financiera sin precedentes. ¿y que ocurre cuando en nuestra economía el sistema financiero no es capaz de generar dinero suficiente?: se recorta el crédito, las empresas y particulares no disponen de crédito, sus ahorros han desaparecido porque los instrumentos de ahorro (inmuebles, acciones, fondos de inversión) han perdido una gran parte de su valor, y en algunos casos son dificilmente realizables (pensemos en esa casa en la playa que muchos tienen y que ahora nos vendría bien vender para cancelar un crédito y con el dinero restante ir tirando mientras las cosas cambian, llevamos meses con la casita de la playa a la venta, y ni siquiera recibimos llamadas interesandose por ella).
Y esto nos lleva, irremediablemente a la tercera fase de esta CRISIS con mayúsculas: la crísis económica. Menos consumo, menos inversión, destrucción masiva de empleo, un circulo vicioso muy dificil de enderezar. Los pícaros, muchos o pocos, han sido capaces de derribar nuestra economía, nuestros ahorros, nuestro consumo y nuestras esperanzas.
Pero, que es eso que llamamos ética, y que parece tan necesario, no para salir de la crisis, no; necesitamos de la ética para que no se produzcan desequilibrios tan fuertes como los que se han producido en el pasado. Necesitamos de la ética, para que no volvamos a sufrir una crísis tan virulenta como esta. Ncesitamos de la ética, para lograr de una vez un sistema económico de crecimiento sostenido que procure mejorar el bienestar de los ciudadanos, necesitamos un sistema que piense en el Progreso económico, no simplemente en el crecimiento.
Volvamos a la pregunta que nos hacíamos en el párrafo anterior, ¿qué es la ética?

¿Es posible aprehender este concepto a través de un principio general que nos sirva para todos los supuestos?, una regla que podamos aplicar a todos los supuestos de hecho que puedan darse en nuestra vida empresarial.
En mi opinión, rotundamente sí.
Ahora esperaran una complicada formulación teórica que les ayude a guiarse con ética en sus carreras empresariales, lamento profundamente defraudar al lector, pero creo que es bien sencillo: en la gestión de cualquier asunto, propio o ajeno, debemos guiarnos con la diligencia de un buen padre de familia. Siento no ser vanguardista, y novedoso, si lo siento, indudablemente no he aportado nada nuevo, lo expresaron los romanos hace muchos siglos, y pese a que en nuestro centenario Código Civil viene expresando este principio en un sinfin de artículos, lo hemos olvidado, no lo aplicamos, no nos guiamos por la diligencia que debe observar en su actividad un buen padre de familia.
En el Derecho Romano se consideraba ‘pater familias’ al que tenía dominio en su casa sobre todas sus cosas y las de su familia, aunque no tuviera hijos; en contrapartida, tenía la obligación de ser buen administrador, justo y correcto, y de preservar por todas las cosas y situaciones el patrimonio familiar; es decir, tenía que ser un buen padre de familia. Se trataba de un dominio en una pequeña empresa, que era la familiar.


Podemos extrapolar este concepto automáticamente, y que el empresario asuma ese papel de ‘pater familias’ y pedirle que sea un buen jefe de empresa en relación con su patrimonio y en la relación con los diversos agentes con los que se relaciona la empresa; las decisiones deben tomarse de manera cauta, serena y, por encima de todo, en busca de mantener o mejorar la situación del patrimonio de la empresa y de sus clientes, internos y externos. No es aceptable una administración basada en decisiones que perjudiquen al entorno en que se mueve la empresa.

A lo largo de mucho tiempo hemos sembrado un exceso de «yo» creando una sociedad insostenible. Lo mismo ocurre con las empresas, es muy frecuente que los problemas éticos en la empresa se den cuando el empresario la confunde consigo mismo, observemos por ejemplo el caso Madoff, consideraba la caja de la empresa, como su caja, y disponía de ella con la irresponsabilidad de quien piensa que esa caja no se va a agotar nunca.

Por pequeña que sea nuestra empresa, y aun cuando no tengamos socios, no debemos confundirla con nosotros mismos: es un ente diferenciado, tenga o no personalidad jurídica propia, tiene responsabilidades propias, que debemos atender, no desde nuestros intereses personales y particulares, sino desde el propio interés y objetivos de la empresa.

Volvamos al ejemplo del pater familias en relación con sus hijos, no son suyos, debe proveerlos de los medios para su adecuado y responsable crecimiento, pero tienen o deben tener capacidades propias de las que no debemos apropiarnos nunca. Gestionemos nuestra empresa, siempre, como algo que no es nuestro y respecto de lo que tenemos que rendir cuentas a terceros: proveedores, clientes, Administraciones públicas, etc. ¿Es ético que dispongamos del dinero de la empresa para nuestro beneficio personal dejando atrás otras obligaciones de la empresa: pago a proveedores, adecuado servicio a los clientes, etc? Siempre debemos pensar que nuestro comportamiento repercute en otras personas, analicemos el perjuicio o beneficio que causa, paremonos unos instantes a recapacitar antes de actuar, y seguro que daremos con la solución ética al conflicto. Aunque suene un poco cursi, pensemos en nuestra empresa como en un hijo nuestro, y procuremos guiarla a sus propios fines y esencias.

Concretemos esta abstracta formulación: ¿Que está haciendo en este instante un diligente padre de familia para sacar a su familia de una penosa situación? Seguro que lo sabemos: comenzará por prescindir de lo superfluo, de lo innecesario, para atender lo básico y lo prioritario y ahorrar para momentos futuros, o para personas de la familia que precisan de su ayuda. Buscará el interés común subordinando los intereses individuales. Será solidario. Si reflexionamos un poco, observaremos que es exactamente lo mismo debe hacer un empresario diligente, pero no solo ahora, en tiempos crísis, sino que debe ser su faro permanenete, en los buenos y en los malos momentos:

Ahorrar, guardar recursos financieros para el futuro: para los momentos de vacas flacas o para invertir cuando surja la oportunidad Debemos distinguir lo esencial de lo accesorio, en materia de gasto, de tareas, etc. Debemos ser eficientes y productivos, para que nuestra empresa mejore. Y deben trabajar por el bien común, sin olvidar los intereses particulares. Debemos aplicar valores a nuestra gestión.

Pero esto, ¿donde se aprende? Desde luego en la universidad no, al menos en gran parte de ellas. Si observamos los planes de estudio de ADminsitración y Dirección de Empresas son escasas, aunque muy honrosas, aquellas que incluyen la ética empresarial entre sus planes de estudio. Es cierto que va incrementándose el número de universidades que añaden estos estudios en su planificación, el problema es que, por desgracia, su estudio suele ser excesivamente teórico, excesivamente abstracto, y la ética son cosas concretas, son actitudes concretas, acciones concretas que ayudan o no a nuestro entorno.

Un buen directivo o empresario debe guiarse, siempre, con criterios éticos, será bueno, muy bueno para el desempeñó de su trabajo, lograr el crecimiento sostenido, constante y equilibrado, de "su hijo", la empresa.

La clase empresarial es la fuente y el motor del crecimiento económico (Joseph Aloius Schumpeter), para un desarrollo ético de nuestra sociedad, precisamos una clase empresarial con sólidos valores éticos.

domingo, 22 de enero de 2012

JUSTICIA y ECONOMIA

Aunque actualmente intento formarme como economista, mi formación básica es de jurista, soy abogado, y pese a que este blog versa de economía ya en la anterior entrada no he podido resistirme a la tentación de mezclar ambos mundos. El profano podría pensar, ¿y que diantres tiene que ver el derecho con el mundo empresarial? Hombre pues la verdad es que todo, y a la vez nada.

El Derecho y la Justicia son garantes de un orden en la sociedad, y uno de los componentes importantes del orden en la sociedad es el orden económico. Como ya he mencionado antes desgraciadamente en este país no hay justicia, ni divina, ni humana; por trabajo me toca lidiar con clientes extranjeros, complicados de tratar, pero de una gran profesionalidad en general, y ellos me han abierto la mente al mundo. Alguna vez habéis tenido que explicarle a un francés o a un americano que ese cliente que le debe tanto dinero es insolvente, y que sí, que tenemos sentencia en la que se le condena al pago de la factura, las costas, los intereses y mil conceptos más, pero como es insolvente perdido, lo único que podemos hacer es poner la sentencia en un marco y consolarnos. El cliente sorprendido te dice, pero ¿cómo? ¿no podemos llevarlo a la carcel? La verdad es que no se hasta que punto pero parece que en otros países si debes dinero puedes acabar en la carcel, aqui no, yo nunca lo he visto, y si analizo el ordenamiento jurídico, aunque no soy en absoluto experto en derecho penal, creo que no es posible.

Recuerdo en una ocasión un cliente con una empresa de reformas me llamó porque un cliente le había encargado una reforma de los baños de su casa, y mi cliente era tan cándido como lo soy yo, y no le pidió ninguna señal, total, son 12.000 euros, era una obra rápida en cuanto la acabe cobro y lo listo, o eso me explico mi cliente. Pues bien, mi buen amigo, realizó la obra y llamo al caballero que pasara por la empresa para abonarle la factura. El hombre fue, y al llegar le dijo: bueno vamos a tener que negociar las condiciones del encargo y del pago, mi cliente con los ojos como platos le dijo: no, no si esto esta claro yo te di un presupuesto, me lo firmaste, yo te he hecho la obra, y ahora me tienes que pagar. A lo que el hombre le contesto, si, pero yo no tengo un duro, así que si quieres cobrar algo bajame el precio y ya te ire pagando. Seguramente el que lea estas palabras puede pensar que estamos ante una historia de Gila, pues no, esto lo he vivido yo. Mi cliente por no darle un puñetazo directamente en la jeta a ese hombre, que la tenía bien grande (posiblemente buscaba eso para poderle denunciar y encima irse con dinerito calentito) le echo de la tienda y me llamo. Iniciamos eso que se llama un rapidisimo procedimiento monitorio, y nos encontramos que en la ejecución, vamos despues de gastar encima sus dinerillos, el fulano (llegados a este punto ya no era señor si era nada) no tenía ni una cuenta corriente, vivía con una pensión que no podíamos embargar, la casa era de alquiler de protección oficial, vamos que no cobramos un duro.

Ante esta situación se me ocurrió plantear que lo que había habido era una estafa, vamos a ver definición legal: el que con engaños hace a otro disponer de algo en su beneficio. A mi me parece claro, clarisimo: si aparezco donde alguien y le encargo una obra le estoy haciendo creer que le voy a pagar, y resulta que antes de encargar la obra soy absolutamente consciente de que no le voy a poder pagar, eso en mi cabeza es una estafa. Pues no señores, su ilustrisima señoría nos dijo que no, y que no intentaramos criminalizar el tráfico mercantil ordinario, si no han cobrado, no han cobrado, pero no ha sido con mala intención. ????????

En mi pueblo, cuando a alguien le quitas algo que no es tuyo eso es robar, y este fulano hizo que mi cliente gastara sus recursos y su dinero en su beneficio a sabiendas de que no le iba a pagar jamas, vamos, blanco y en botella leche. Pues no, debo estar equivocado.

Este hecho ciertamente es un extremo, tampoco me he encontrado con tantos supustos como este, aunque si mas de los que me gustaría.

Entre mis principales dedicaciones al mundo jurídico está el derecho concursal, he intervenido como depositario, síndico y ahora como administrador concursal en múltiples procedimientos de quiebra, suspensión y concurso. Bien, pues hasta la fecha no he visto que los acreedores comunes que de buena fe confían que un empresario les va a pagar el dinero acordado después de prestarle los servicios hayan visto satisfecho el cobro de sus prestaciones. El mayor problema que veo, además de la absoluta impunidad con que se puede hacer ésto, es la absoluta tolerancia que existe ante el impago, no recuerdo la cantidad de gente que delante de mi jeta se ha encogido de hombros y me ha dicho: no me preocupa, si soy insolvente perdido, a mi que me busquen. Y ahora que levante el dedo el lector que conozca a algún insolvente, no se Vds. pero yo tendría que levantar hasta los dedos de los pies.

El día que firmar un cheque sin fondos se despenalizo se abrieron la veda a todo este tipo de actitudes. Pero claro, estoy ahora pensando que realmente es una medida de contención del gasto público, porque, se imaginan que toda esa gente de la que estamos hablando encima de que no pagara tuvieramos que mantenerla entre todos metiendola en la carcel con cama y tres comidas diarias, y cotizando al desempleo. Pues no imagino el deficit público donde estaría; eso si por favor, señores legisladores una vez pase el tema este de la crisis por favor planteense este tema de cara a una nueva reforma penal, porque creo que sin una adecuada garantía en todos los sentidos del orden económico dificilmente se puede progresar y avanzar hacia una sociedad desarrollada.